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REFLEXIONES

Héctor Hernández Parra


En el paseo de la Reforma de la Ciudad de México se encuentra una escultura metálica de gran formato conocida como “El Caballito”, una muestra plástica del talento, en color amarillo, rodeada de grandes edificios entre los que se encuentran oficinas del Senado de la República y de diversos grupos empresariales.


Originalmente esta magna obra se planeó para solucionar un problema de mal olor producido por un drenaje en una zona de edificios circundantes a la glorieta. 


En un breve plazo de 15 días el artista estudió antecedentes históricos que resolvieron el problema, finalmente el concepto del Caballo de Troya llevado a una estructura arquitectónica, obtuvo la aprobación unánime antes de que concluyera el plazo convenido, así, sin contrato, el escultor recibió el recurso económico.


Una vez inmortalizado el trabajo escultórico, la obra plástica de Sebastián se hizo presente en diversos puntos.


La presencia más cercana la tenemos en la capital del Estado. La araucaria verde que se encuentra en un acceso a la Ciudad de Xalapa muy cerca del Panteón Palo Verde es la bienvenida visual al visitante.


La huella social del artista Chihuahuense es una fundación que apoya a jóvenes artistas en situaciones de carencias. Inspirada en recuerdos, que lo impulsaron, huérfano, hambriento, pasó su formación en la Academia de San Carlos donde vivió en los rincones más ocultos, salones, bodegas, bajo escaleras, siempre en complicidad con veladores y guardias.


Comparado con Sebastián de Boticelli, sus amigos destacaban el parecido físico con el santo, otra persona lo comparó con el Sebastián de Andrea Mantegna.


Un pequeño que jugaba con destacar en la Arquitectura, Enrique Carbajal se transformó en un artista destacado.

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REFLEXION CIUDADANA

La necesidad de resolver el problema de movilidad urbana en nuestra ciudad cafetalera, “del jinicuil y el naranjo”, no fue posible concretarla.


Propios y extraños atrapados en la muestra desorganizada de falta de coordinación de cronogramas de obra pública municipal y la previsión presupuestaria en el ejercicio de los recursos financieros; así, Coatepec cabecera y sus habitantes reciben otra dosis de corrupción evidenciada por la informalidad comercial pendiendo de la reja perimetral de la emblemática Parroquia de San Jerónimo.


El atractivo turístico para Coatepec entre la corrupción la incapacidad organizativa, la demagogia y la autocomplacencia.

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