top of page

Por si no lo sabías - Por Valente Salazar Díaz

¿Qué es el Hombre en la Posmodernidad? (Parte II)



Al comenzar esta breve discusión sobre los cambios que la posmodernidad ha traído sobre la forma en que concebimos a la Humanidad y su lugar en el mundo, me parece necesario recordar que la Filosofía es, ante todo, una reflexión sobre lo que las ciencias nos revelan sobre la naturaleza y sobre la humanidad. Por lo anterior es preciso analizar este cambio de época que hoy se avizora a partir de los hallazgos y avances que, sobre todo en las ciencias naturales, ocurrieron durante el siglo antepasado.


En la edición anterior de esta columna hemos señalado cómo, al imponerse las teorías de Charles Darwin con la aparición de su obra en 1859, el mundo entero sufrió una transformación intelectual de proporciones nunca antes vistas: el Hombre dejaba de ser el centro y medida del Ser, para convertirse en un organismo biológico más y por tanto sujeto a las mismas leyes naturales que daban origen a todos los seres vivos. El mito de la Creación, del origen del Hombre y su caída, fueron reemplazados por la competencia, la selección y la adaptación de las especies vivientes para dar como resultado el proceso de la evolución biológica y el origen de nuestra especie. La Teoría de la Evolución pasaría en muy poco tiempo de extender sus límites más allá de las ciencias para instituirse como una Filosofía del Darwinismo. Ninguno de los grandes científicos de la historia, antes o después de Darwin, tuvieron tal resonancia en el pensamiento de los hombres.


En segundo lugar, aunque no menos importante, el desarrollo de la medicina en todos sus campos contribuyó a comprender de forma distinta el desarrollo de la vida y los factores que por naturaleza influyen en ella. El descubrimiento primero del mundo microscópico gracias a Anton Van Leewenhoek, y posteriormente de la relación entre los microorganismos y las enfermedades infecciosas más comunes, que abrieran la puerta al desarrollo de las vacunas y posteriormente los antibióticos por las investigaciones de Jenner, Pasteur y posteriormente de Flemming, desplazaron la antigua idea basada en las religiones de que enfermedades tan temibles como la lepra o la peste bubónica eran maldiciones acaecidas sobre la humanidad por su mal comportamiento ante Dios, como se menciona en el Antiguo Testamento bíblico.

Lo anterior en sentido práctico permitió elevar la expectativa de vida y abatir la mortandad infantil; en los Estados Unidos, como referencia, la expectativa de vida antes de la Segunda Guerra Mundial era algo menor a los 50 años mientras que la media mundial actualmente es superior a los 73 años. Pero por otro lado se detonó la explosión demográfica que aún hoy no se ha podido frenar en los países más pobres del planeta, cada año ocurren en el mundo más de cien millones de nacimientos y los niños que nazcan en 2021 tendrán una expectativa promedio de vida de 82 años.


En sentido filosófico la Humanidad cobró conciencia de su fragilidad: el otrora Centro del Ser no era sino un organismo viviente más y podía sucumbir ante algo tan insignificante como un virus portado por un mosquito. No parece exagerado afirmar que los hombres de hoy han llegado a una época de desencanto, que ya presagiaban los filósofos nihilistas del siglo XIX Nietszche y Heidegger.


Este desencanto por la Humanidad y su destino es tal vez el signo más contundente de la Posmodernidad.

bottom of page