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El cambio.-
¿Qué es el cambio? Éste es la acción de transformar, abandonar o intercambiar alguna cosa por otra que se considera de un valor semejante. El término proveniente del latín cambiare, que a su vez es derivado del celta o galo.
Desde los inicios de la humanidad, el cambio ha estado presente allí donde miremos: en la naturaleza, en el clima; en nuestros propios cuerpos que se desarrollan, envejecen y mueren.
El cambio es intrínseco del tiempo, es decir, conforme un determinado periodo avanza, todas las cosas tienden a cambiar. Sin embargo, los plazos necesarios para que suceda pueden ser muy distintos. Puede ir, incluso, enlazado con la naturaleza del ser; es distinto si se trata de una roca, de una nube o de una planta.
Cambio en filosofía
Muchos de los conceptos existentes en la filosofía actual tienen sus raíces en épocas remotas. El concepto del cambio, ya fue estudiado en la antigüedad por algunos de los grandes filósofos griegos. Para uno de ellos, Heráclito, la idea del cambio constituyó el foco de su atención.
Los primeros filósofos se interesaron especialmente por la substancia fundamental de todo lo que existe. Tales de Mileto, por ejemplo, declaró, metafóricamente, que todo es agua. Anaxímenes de Mileto, por su parte, sostenía que todo es aire.
Otro de los primeros filósofos era Heráclito de Éfeso, tanto Éfeso como Mileto eran ciudades griegas ubicadas en la costa occidental de la actual Turquía. Heráclito alcanzó su mayor fama alrededor del 505-500 a. de C. Parece que era miembro de la familia real, pero renunció a su derecho al trono a favor de su hermano para poder dedicarse a la filosofía. No dejó ningún escrito, lo que sabemos de él y su trabajo nos llegó a través de pensadores posteriores.
Heráclito consideró que el principio fundamental es el fuego. No es que haya afirmado que todo consiste de este elemento, más bien lo consideraba un símbolo de la transición de un material a otro. El principio del fuego refiere al movimiento constante en el que se encuentra el mundo. Así, es el emblema del cambio por excelencia. Es el mejor representante de los dos pilares de la filosofía de Heráclito: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos, pues el fuego sólo se mantiene consumiendo y destruyendo. Constantemente cambia de materia.
La filosofía de Heráclito se basa en la tesis del flujo universal de los seres, Panta rei (Πάντα ῥεῖ): “todo fluye y nada permanece”. Dicho de otra forma: “Nada es permanente excepto el cambio”. Para este filósofo griego, el cambio era la única cosa persistente.
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