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EXPRESO CORTADO - A N O M I A


Por Gilberto Medina Casillas



Para Durkheim, la anomia es un problema moral relacionado con el deterioro o rompimiento de lazos sociales y el decaimiento de la solidaridad. También lo asocia con la transformación de las representaciones colectivas y de allí, con el problema de la regulación de expectativas y deseos.


El primer trabajo importante de Durkheim ‘La división social del trabajo’, es una obra sobre las funciones sociales de la creación de solidaridad. Durkheim anota que, además de las funciones económicas, la división del trabajo ligada a la modernidad y la industrialización juega un papel fundamental en la transformación de la solidaridad social. El desarrollo de ciudades convierte los sistemas sociales homogéneos con relaciones basadas en parentesco, en sistemas complejos heterogéneos, que demandan formas de vinculación social cualitativamente distintas a las previamente establecidas. Las formas de relación anteriores no desaparecen, sino que, en el nuevo ámbito de interacción social, dejan de ser funcionales.


Si la función moral de la división del trabajo es la creación de solidaridad social, las fallas y bloqueos en su curso natural mediante exclusión de grupos, desorganización social y acaparamiento de oportunidades, ocasionan el rompimiento de vínculos entre individuos y afectan la perspectiva de unidad social. En esas condiciones, la especialización no sigue el curso de la realización personal en medio de la dependencia de otros, sino que forzada, se presta al beneficio de segmentos de la sociedad, intereses particulares. Cuando se genera desigualdad, la estructura social se altera y las posibilidades de identificación se ven amenazadas ante la ausencia de un proyecto común.


Desde esta perspectiva, la anomia se refiere a la ausencia de un cuerpo de normas, que gobiernen las relaciones entre las diversas funciones sociales que cada vez se tornan más variadas debido a la división del trabajo y la especialización, características de la modernidad. Dado que la transformación ha sido rápida y profunda, la sociedad se encuentra atravesando por una crisis transicional debida a que los patrones tradicionales de organización y reglamentación han quedado atrás y no ha habido tiempo suficiente para que surjan otros acordes con las nuevas necesidades.


En este sentido, la movilidad social, concepto fundamental en el desarrollo humano, (la cual está determinada por las oportunidades y su aprovechamiento en función de la educación, las habilidades y aptitudes individuales, y al final, estar en el lugar correcto, en el tiempo correcto, con las personas idóneas) se vea afectada por un individualismo acrecentado en una sociedad anómica donde ‘el que tiene más saliva traga más pinole’.


A mí, me parece loable que Durkheim, padre de la sociología como ‘ciencia’; se alarme porque esta ausencia de normas y de estabilidad permea al resto de la sociedad y termina por debilitar la Moral pública, generando con ello una sensación de vacío y pérdida de sentido, de una sociedad que para Durkheim se encuentra desorganizada y fragmentada.


Para los investigadores de los ‘hechos sociales’, Merton, Cloward y Ohlin, la anomia está estrechamente ligada a la criminalidad. El rompimiento del individuo con su entorno social, ‘le da luz verde y rienda suelta’ para que haga lo que le venga en gana, para favorecerse a sí mismo. La anomia lesiona los valores integradores de la vida cívica, favoreciendo un acendrado individualismo.


Messner & Rosenfeld, siguiendo a Merton, estiman que los Estados Unidos de Norteamérica “están organizados para el delito”, porque la ideología del sueño americano propone como meta cultural el éxito económico sin subrayar la necesaria licitud de los medios empleados para conseguirlo. Mientras la estructura social bloquea las oportunidades lícitas de muchos individuos que optarán por vías ilegales para alcanzar las metas supuestamente accesibles a todos. Y esto resulta de la ideología capitalista, no solo predominante sino la única existente en nuestros días, la cual está destruyendo el ámbito de supervivencia de la comunidad, favorece la anomia, desvinculando al individuo de su entorno social, estimulando el desprendimiento personal de su comunidad, clase y relaciones de parentesco. La frase ‘cada quien para su santo’ y su secuela ‘lo mío para mi saco’, rigen el desenvolvimiento social, en México, en Latinoamérica y en muchos países de Europa y Asia. Sobre todo en aquellas naciones que, tras la implacable modernización, han dejado de lado sus costumbres ancestrales, el respeto a las tribus y al reconocimiento de los valores comunitarios.





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