top of page

EDITORIAL


Luego del histórico 1 de septiembre, mucho se habla de lo positivo y, sobre todo, de lo negativo de la reforma al Poder Judicial. Una vez tomada la protesta de los nuevos Ministros. ¿Qué podemos esperar de los nuevos togados? 


Hay quienes sostienen que quienes llegan al Poder Judicial deberían hacerlo por su trayectoria y carrera judicial, no por popularidad o por haber sido incluidos en un “acordeón”. Por otra parte, existen voces, sobre todo desde el oficialismo y sus aliados, que dirán que ahora este poder se conforma con la voluntad del pueblo.


Tras la toma de protesta, lo que queda es abogar para que los nuevos ministros, magistrados y jueces se conduzcan con estricto apego a la ley y que actúen con ética, imparcialidad y justicia; aunque se percibe una sumisión de la Corte ante el Ejecutivo. Sería iluso pensar lo contrario al revisar perfiles y afinidades. Por el bien de México y de la división de poderes, deseamos que haya independencia y que este poder siga siendo el fiel de la balanza.

 

Debemos ser vigilantes de la actuación de jueces y magistrados, porque aún existen mecanismos que permiten a los ciudadanos denunciar y apelar resoluciones que afecten o vulneren los derechos de todos. Abrir el voto a los ciudadanos dio pie a exigir transparencia, un lenguaje claro y mayor apertura. Si se buscó que el Poder Judicial fuera ciudadano, ahora habrá que legitimar esta premisa con hechos. 


Aquí es donde la sociedad cobra un papel central. La independencia de los poderes no se garantiza únicamente desde la Constitución o las leyes; también depende de una ciudadanía activa que observe, cuestione y exija rendición de cuentas. El actuar de jueces, magistrados y ministros repercute directamente en la vida cotidiana de las personas, pues de sus resoluciones depende el respeto a nuestras libertades, la protección de nuestros derechos y la certeza jurídica en todos los ámbitos: desde un juicio laboral hasta los grandes temas de constitucionalidad.


Si el Poder Judicial se ha abierto al escrutinio público al someter a elección a sus integrantes, nos corresponde a todos dar un paso al frente como vigilantes permanentes. Debemos involucrarnos no solo en denunciar posibles abusos o parcialidades, sino también en reconocer y fortalecer aquellas decisiones que consoliden la justicia. La transparencia, la publicación clara de resoluciones y la apertura a la crítica ciudadana deben ser parte del nuevo estándar.


No podemos olvidar que los nuevos integrantes del Poder Judicial llegaron no necesariamente por su capacidad o experiencia, sino en buena medida por simpatías y votos. Esa realidad nos obliga a estar más alerta que nunca, a no dejar que la justicia se convierta en un instrumento político y a defender con firmeza la división de poderes y nuestras instituciones. (Aunque todo pudiera ser inútil). 

ree

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


    bottom of page