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EDITORIAL

Con la sesión de cómputo del OPLE celebrada el pasado miércoles, concluyó el proceso electoral municipal. De la votación del pasado domingo, existen muchas opiniones, sin embargo, el proceso concluyó, y la dinámica social debe continuar. Vuelta a la página y dejar atrás las pugnas. Regresamos a la vida cotidiana.


La armonía social después de elecciones implica que la sociedad, a pesar de las diferencias políticas y resultados electorales, se mantenga estable. Esto significa que se respeta la decisión de los votantes, se acepta la victoria del candidato o partido ganador y se promueve la reconciliación en lugar de la polarización.


Se debe reconocer que el proceso electoral fue justo y transparente, y que los resultados reflejan la voluntad del pueblo. También, con sus asegunes, se debe respetar la autoridad de las instituciones electorales.


En lo sucesivo se debe fomentar el diálogo y la comunicación entre los diferentes sectores de la sociedad, incluso entre aquellos con opiniones y posturas políticas diferentes. Es decir, evitar a toda costa la polarización: Se debe promover el respeto y la tolerancia hacia las diferentes opiniones. 


En resumen, la armonía social se logra a través de la aceptación de la legitimidad, el respeto a las instituciones, el diálogo, la reconciliación, la participación ciudadana, la justicia social y la educación cívica. Habrá que dar impulso a los cambios para evolucionar, y en este proceso la armonía de la población debe ser la prioridad.


lamentablemente, en el sexenio pasado, se promovió la polarización social, una lucha entre pobres y ricos, entre chairos y fifís, entre buenos y malos. Nadie duda que hubo personas, incluso gremios, culpables de la polarización; ahí están, saben su responsabilidad en ese juego perverso de las diferencias que empiezan con la discriminación, la descalificación y el insulto y terminan con la agresión.


En la auténtica democracia no hay vencedores ni triunfadores sino un logro claro de la voluntad popular que se expresa mayoritariamente. Nadie es menos ni más por perder o ganar, sino que en la fraternidad y en el gobierno debe haber espacios compartidos para gobernar todos juntos con la idea de una democracia madura, que deje atrás los insultos, los disfraces, las manipulaciones, los montajes, y todo lo que se vio en esta gran guerra sucia que caracterizó a este proceso electoral.


Coatepec tiene grandes y graves problemas que afectan a todos y sólo trabajando juntos pueden resolverse. La participación ciudadana propositiva y activa es fundamental. Hay mucho trabajo por delante como para perder el tiempo y la energía en pleitos que deberían quedar atrás en nombre del progreso y la calidad de vida de los ciudadanos.


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