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EDITORIAL

Luego de una larga temporada de fuertes calores, que azotaron la región ocasionando sequías y problemas en la salud, ahora estamos en temporada de lluvias. Pero derivado del cambio climático, ambos climas se han ido a los extremos. Así como fueron los calores, extremos, así llegó la lluvia:  abundante e intensa, que ha causado reblandecimiento de la tierra y ocasionado derrumbes, deslizamientos de tierra, caída de árboles, daños a carreteras e inundaciones.

 

Los ciclos estacionales ya no están claramente definidos, sin embargo, sabemos cuándo es la temporada de ciclones y huracanes. Las afectaciones se pueden prevenir y los daños minimizar. Hay instancias gubernamentales encargadas de ello. Pero, lamentablemente, se han visto ausentes y omisas.

 

Cierto que la intensa temporada de lluvias no es responsabilidad del gobierno, pero sí su inacción para atender la emergencia y población afectada. No basta dar el estado del tiempo, hay que proteger la vida y el patrimonio de los ciudadanos.

 

Las lluvias y ciclones tropicales sí se pueden predecir y, en consecuencia, nos dan la oportunidad de prepararnos ante escenarios de riesgo. La tecnología ha avanzado al grado de que hoy conocemos el pronóstico anticipado del número de ciclones que tendremos en la temporada.

 

Las áreas de Protección Civil tienen, entre sus funciones, la tarea de capacitar a la sociedad en protocolos de prevención y respuesta ante una contingencia. Es una dependencia que fue creada para realizar la gestión integral de riesgos de desastre y deben realizar diversas acciones. Inicialmente, la promoción de la cultura de la autoprotección, recomendando acciones preventivas en inmuebles, como poda de árboles, revisión de cableados eléctricos, limpieza de azoteas, bajantes y drenajes. También deben promover que se conozcan debidamente, así como difundir y revisar las rutas de evacuación en edificios o asentamientos en riesgo, y practicar simulacros de situaciones que pudieran detonar una emergencia. 

 

Este 2024, la Comisión Nacional del Agua ha pronosticado que para el Océano Pacífico se esperan entre 15 y 18 ciclones tropicales, y para el Atlántico se pronostican entre 20 y 23, ya sea depresiones, tormentas o huracanes. 

 

Algunas recomendaciones para reducir riesgos son: No intente cruzar arroyos ni a pie, ni en vehículo. No tire basura en la calle. En caso de que se generen crecidas de ríos, corrientes de agua o deslaves en zonas aledañas al inmueble, evacúe los sótanos, planta baja y dirija a las personas a los pisos superiores del inmueble. Si las autoridades ordenan evacuar, diríjanse a su refugio temporal.

 

Culpar a la naturaleza, por los desastres, desvía la responsabilidad social de tomar conciencia y acción sobre los fenómenos perturbadores.

 

Vemos omisiones por parte de las dependencias preventivas de los tres niveles de gobierno, por lo que la sociedad debe estar preparada y alerta para enfrentar cualquier contingencia.


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