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EDITORIAL

Todos entendemos y aceptamos que la juventud es una bella etapa de la vida, a la cual hay que orientar; la vida es un proceso de aprendizaje que nunca termina. Los jóvenes, sin duda, son lo más valioso de un país, pues representan el presente y el futuro del progreso, que se pueda lograr a mediano y largo plazo.


Cierto, también, que han cambiado las formas en muchas cosas: en hacer política, en preferencias, en género, en profesiones, etc. Sin embargo, los jóvenes requieren políticas púbicas, mediante las cuales los gobiernos impulsen sus capacidades, les abra oportunidades de desarrollo y genere condiciones para que sus profesiones y acciones repercutan en el desarrollo de la economía.


El propio gobierno federal abrió un programa de apoyo a ese sector, denominado “Jóvenes Construyendo el Futuro”, al que destina una gran cantidad de recursos para becarlos en empresas y para que se preparen en el ambiente laboral. Programa cuestionado y manejado a discrecionalidad, pero que sí beneficia a ese sector. Otros programas son: becas a estudiantes y “Escribiendo el Futuro”. También encaminados a apoyar, económicamente, al sector estudiantil. Teniendo en cuenta que una carrera, en promedio, se concluye a los 23 o 24 años.


Concretando, los jóvenes, a los que la ley contempla hasta los 29 años, en muchos casos, requieren más apoyo de lo que pueden aportar. Por lo tanto, sin menospreciar sus capacidades, pero para puestos determinados se requiere un necesario y estricto perfil profesional. Caso concreto, para los que van a generar las leyes que rigen al país o para ser titular de una Secretaría de estado.


Entonces, ¿para qué carajos, la cámara de diputados, modifica la ley para disminuir la edad para ser diputado o secretario? Bueno, pues el pasado martes, los diputados de todos los partidos en San Lázaro, aprobaron la reforma para reducir la edad mínima para acceder a cargos de representación popular y a la titularidad de dependencias federales. “Aprobado, en lo general y lo particular, por 439 votos, el proyecto de decreto por el que se reforma la fracción segunda del artículo 55 y el artículo 91 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.


La reforma a la fracción II del artículo 55 plantea que el requisito para poder ser diputado federal, disminuya de 25 a 18 años cumplidos al día de la elección. En el caso de los secretarios de Estado, la modificación propuesta es pasar de los 30 años mínimos, para ocupar este encargo, a solamente 25 años de edad. Será turnada al Senado, para aprobar esta disposición en favor de la juventud.



Sería mejor que los legisladores, de mayoría morenista, se dedicaran a legislar en temas más importantes para el país que a modificar la constitución, para favorecer a Juniors en la próxima elección de 2024, donde los hijos de los actuales políticos, escasamente, alcanzarán la mayoría de edad y ya los perfilan para hacer el ridículo.


Ya de por sí, en Veracruz, concretamente en Coatepec, sufrimos las consecuencias por ser representados en el congreso del estado por un diputado imberbe, cuya única iniciativa ha sido realizar, el novedoso y brillante, festival del café y del pan; entonces, qué se espera de chamacos de una nueva generación que, en lo único que son expertos, es en ser youtubers o influencers; no todos, desde luego. Con este cambio, lo que harán es afectar más al país y terminarán colocándolo en el camino del estancamiento y el retroceso.


(Valgan honrosas excepciones y reconocimiento a los jóvenes dedicados, estudiosos, destacados y honorables).


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