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REFLEXIONES

Héctor Hernández Parra

 

 

Se presenta en esta ocasión la mención de un barrio o asentamiento ubicado cerca del Cerro de las Culebras conocido por muchos, pero con un origen poco divulgado.

 

Barrio “LA GACHUPINA”

 

Se encuentra en la prolongación de la calle de Miguel Rebolledo, en la confluencia de la calle Anáhuac y una vereda que conecta la zona con la calle Ignacio Manuel Altamirano que tiene una pendiente pronunciada por el río San Andrés, que atraviesa el paso de los transeúntes. Muy cerca se forma una poza conocida como “Dos Aguas”.

 

Tradicionalmente se cuenta que era una amplia zona, lo que actualmente son las calles de Arteaga, Lerdo, Santos Degollado, Lucio, Javier Mina, Laurencio Polanco, Independencia, Covarrubias, Juan Soto, Justo Sierra, Hernández y Hernández; para distribuir tierras para lo que en el futuro habitarían y colaborarían con la Iglesia Católica a cambio de mantener el culto al Santo Patrono del pueblo.

 

Feligreses conocidos como Hijos de San Jerónimo fundaron un caserío conocido como “La Comunidad”, en dicho lugar la hija de un español gustaba bañarse en la poza anteriormente citada. Para resguardar la seguridad y ocultar la inmediación del lugar, el peninsular ordenó cercar la poza con madera.

 

La vox populi bautizó la zona como “La Gachupina”.

 

Un fraccionamiento conserva en su nomenclatura y en homenaje a recordados españoles que llegaron a Coatepec en busca de un nuevo sitio donde habitar.

 

REFLEXIÓN CIUDADANA

 

Los pendientes, los rezagos y las deficiencias que deja la administración municipal de Coatepec, periodo 2022-2025, representan fallas administrativas en muchos rubros.

 

El Instituto Veracruzano del Deporte y los funcionarios locales, mantuvieron a nuestro municipio al margen de un contacto oficial.

 

El gobierno municipal no tuvo el interés por formar el convenio institucional, por esa causa los deportistas coatepecanos no recibieron el apoyo oficial necesario para el logro de objetivos.

 

Quienes recibieron algún apoyo deportivo tuvieron que limosnear recursos, rifas, colectas, venta de alimentos, fritangas, pastelitos, acopio de material reciclable, etc.

 

La indolencia oficial ante el deporte evidencia a quienes tuvieron la oportunidad de incentivar a la juventud en diversas disciplinas.

 

Los ingresos económicos por el uso de instalaciones deportivas municipales tuvieron un destino misterioso. Una muestra de la tolerancia ante la corrupción.

 

Como en tiempos de Cristo, los pueblos siguen eligiendo a ladrones.

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