top of page

¿QUÉ ES EL ADN? (ll)

ree

En la anterior aparición de esta columna hemos señalado la importancia que tiene la biomolécula del ADN (ácido desoxirribonucléico) tanto en el surgimiento como en la evolución de la vida sobre nuestro planeta a través de más de 3,600 millones de años, proceso que ha llevado a la existencia tanto de las especies actuales como de las ya desaparecidas a lo largo de la historia de la Tierra.

De hecho, la enorme cantidad de especies biológicas que hoy conocemos se considera que es una proporción mínima con respecto a las que han desaparecido a través de las eras geológicas en extinciones masivas, que fueron provocadas por los cambios climáticos y geológicos del planeta; la desaparición de los grandes grupos de trilobites, helechos arborescentes y dinosaurios son ejemplo de estas grandes extinciones.

El origen de la vida se caracterizó por la transición de la materia inorgánica a formas de vida simples y orgánicas. Este proceso implicó la formación de moléculas orgánicas complejas y de entre éstas el ADN es la única que tiene la facultad de autorreproducirse en combinación con una molécula similar pero de estructura más sencilla llamada ARN (ácido ribonucleico), por lo cual se puede afirmar que el ADN es de hecho el fundamento de toda la vida que ha existido desde la aparición de ésta sobre la Tierra.

Luego, todos los organismos vivos comparten varias características o funciones básicas: organización, sensibilidad o respuesta al entorno, reproducción, adaptación, crecimiento y desarrollo, regulación, procesamiento de energía y evolución; y la información genética contenida en el ADN es la base de todas estas características y funciones.

Ya que el sentido de esta columna es divulgar temas de interés general evitaremos adentrarnos en este tema desde el punto de vista de la estructura química de la molécula o de su funcionamiento intrínseco (que serían objeto de estudios en Bioquímica y Genética) sino más bien hablar sobre la importancia del

ADN para las especies biológicas y los seres individuales que integran cada una de dichas especies.

Podemos establecer la siguiente analogía en términos sencillos: imaginarnos el código del ADN como un ‘manual de instrucciones’ para producir todas las proteínas que forman nuestro cuerpo y lo ayudan a prosperar, pero también la información que determina el desarrollo y la complejidad estructural del organismo.

Se nos revela así un asombroso aspecto sobre la naturaleza del ADN; esto es, que el ADN o ácido desoxirribonucleico, es una molécula que determina tanto las características generales de cada especie viviente como el código genético único de cada individuo; para entender mejor lo anterior podemos tomar como ejemplo a la especie humana, con más de 8000 millones de personas dentro de esta. Las diferencias individuales que expresa el código genético de cada uno de nosotros (llamado genotipo) como estatura, color del cabello o la piel y demás, varían de individuo en individuo, aún en el caso de los gemelos “idénticos” existen leves variaciones. No obstante lo anterior, nuestros genes no pueden ser distintos a los que nos determinan como especie humana (llamados genoma) y esto mismo es válido para cada una de los millones de especies existentes. Así, el ADN es algo así como una supercomputadora que contiene la información de toda forma de vida, de sus funciones y de su capacidad de evolucionar para dar origen a nuevas especies.

La información contenida en el ADN es hereditaria, por lo que se transmite de generación en generación preservando la identidad genética de la especie a la vez que brinda a los individuos la capacidad de experimentar variabilidad en sí mismos, y esto a la larga influye en el proceso evolutivo de la adaptación.

Aunado a lo anterior el ADN en ocasiones contadas, pero frecuentemente muy significativas para la sobrevivencia de los individuos que las poseen, puede sufrir leves modificaciones en el paso de una generación a otra y esto es lo que se conoce como mutación. La Biología evolutiva actual concede una gran importancia a estas mutaciones pues al interaccionar con el ambiente pueden favorecer a ciertos individuos en su lucha por la sobrevivencia y a la larga dar origen a nuevas

variedades dentro de una especie y finalmente a la evolución de especies nuevas. Ejemplos de lo anterior serían los individuos que poseen resistencia natural a ciertas cepas de bacterias o de virus.

Por el momento haremos una pausa para volver sobre este tema en la siguiente edición de esta columna, abordando el significado del modelo del ADN propuesto por Francis Crik y James Watson en 1953 para el conocimiento de esta molécula y el avance de la ciencia actual.

Sin más por el momento deseo a ustedes un feliz fin de semana.


Valente Salazar Díaz

Colaborador

Comentarios


    bottom of page