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EXPRESSO CORTADO

INTERFERENCIA COGNITIVA MODERNA.

Gilberto Medinas Casillas

¿De qué estoy hablando con ese críptico título que encabeza esta columna?

En psicología cognitiva, la interferencia es la perturbación de la atención, la memoria o el razonamiento cuando información o estímulos concurrentes compiten entre sí y dificultan focalizar o recordar lo relevante. 

Con el término “interferencia cognitiva moderna” se alude a cómo esa interferencia clásica se exacerba hoy por el contexto digital, la sobrecarga informativa y las multitareas, mediado por pantallas.​

En términos técnicos, la interferencia cognitiva es la dificultad para codificar, mantener o recuperar información, o para sostener la atención. En muchas ocasiones esto se debe a la presencia de información similar, irrelevante o simultánea que compite por los mismos recursos mentales de las personas, los cuales son limitados. 

Hoy día, este fenómeno se amplifica por la exposición continua a notificaciones, redes sociales, multitareas mediáticas y flujos de estímulos breves y cambiantes que saturan la atención de los individuos. ​

Veamos algunos efectos reales que han sido estudiados por los psicólogos cognitivos:

  • Compromete memoria y atención: puede afectar tanto el recuerdo de información (por ejemplo, estudiar mientras llegan mensajes) como la capacidad de sostener la atención en tareas prolongadas.​

  • Es específica al contexto actual: la lógica de plataformas digitales (notificaciones, inacabable continuidad de las publicaciones, alternancia constante de tareas) actúa como fuente permanente de distractores salientes que facilitan la dispersión y el “salto” mental.​

  • Es crónica y ubicua: ya no se trata solo de interferencias puntuales en laboratorio, sino de un patrón cotidiano ligado al trabajo conectado, al ocio digital y a la comunicación permanente.​

Sobre esta base examinemos algunos ejemplos.

En la vida cotidiana se combinan varios tipos de interferencia descritos por la psicología cognitiva “moderna”, entre estos están:

  • Interferencia atencional: Trabajar en un informe mientras el móvil emite notificaciones constantes de correo, redes y mensajería, fragmentando el foco cada pocos minutos.​

  • Conducir atendiendo al GPS, a una llamada manos libres y a anuncios visuales en la vía, con mayor riesgo de errores.

  • Interferencia de memoria: Proactiva (lo antiguo interfiere con lo nuevo): hábitos previos de usar una aplicación antigua dificultan aprender la interfaz de una nueva plataforma similar.​

  • Interferencia de memoria: Retroactiva (lo nuevo interfiere con lo antiguo): tras consumir múltiples contenidos breves en redes, cuesta recordar con precisión lo leído en un artículo académico una hora antes.​

  • Interferencia semántica y decisional: Producto de una sobrecarga de opiniones, noticias y datos sobre un mismo tema (por ejemplo, pandemia o elecciones), que dificulta discriminar fuentes fiables y formar un juicio estable.​

  • Interfaces que presentan muchas opciones simultáneas (apps, menús de plataformas) que entorpecen decidir con claridad.

Desde la psicología social aplicada e investigación en medios se observan varios indicadores:

  • Conductuales: Incremento de errores en tareas que requieren atención sostenida cuando las personas realizan multitarea mediática (alternar redes, mensajería y otras aplicaciones).​

  • Mayor frecuencia de divagación mental y fallos cotidianos de atención reportados por quienes realizan varias tareas con medios digitales.​

  • Sensación de no poder concentrarse, de “cabeza saturada” o de fatiga mental tras largos periodos conectados.​

  • Impresión de “no recordar nada” después de navegar mucho tiempo entre contenidos breves.

Desde la perspectiva psicosocial:

  • Dificultad para mantener conversaciones profundas sin mirar el teléfono, con interrupciones breves pero constantes que empobrecen la interacción cara a cara.​

  • Sensación de urgencia permanente generada por notificaciones y estímulos de redes que capturan la atención incluso en contextos familiares o laborales.

  • Sobrecarga informativa y diseño de plataformas: la economía digital se basa en capturar y retener la atención mediante notificaciones, contenidos breves y recompensas variables, lo que produce saturación de la red atencional y estados de sobre alerta.​

  • Multitarea mediática habitual: alternar de forma constante entre múltiples dispositivos y contenidos se asocia con más problemas de atención y fallos en la vida diaria, especialmente cuando esa multitarea se vuelve rasgo habitual.​

  • Limitaciones de la capacidad cognitiva: los sistemas de memoria de trabajo y atención tienen capacidad limitada; cuando demasiados estímulos compiten, se incrementa la interferencia y disminuye el rendimiento.​

  • Factores individuales y sociales: impulsividad, búsqueda de sensaciones y normas sociales que normalizan la conexión permanente favorecen un patrón de exposición que incrementa la interferencia.​

Resulta primordial diferenciar a la interferencia cognitiva moderna de distracción digital, de este modo, la “interferencia cognitiva moderna” es un concepto más amplio y estructural sobre cómo el entorno socio‑digital satura y compite por los recursos mentales, mientras que la “distracción digital” describe episodios concretos en los que un dispositivo o plataforma desvía la atención de una tarea específica. Aunque toda distracción digital genera interferencia, no todas estas generan interferencia cognitiva moderna, muchas de ellas  se reducen a simples distracciones puntuales y de corta duración.

¿Por qué me ocupo de este tema? Porque lo considero crucial en la era de rebaño de la sociedad mundial.​

La interferencia cognitiva moderna está íntimamente ligada a la intensificación actual de los fenómenos de interferencia atencional y de memoria (competencia entre estímulos y tareas) en un contexto de:

Multitarea mediática. La cual genera una sobrecarga informativa y conexión permanente. Supone un patrón relativamente crónico ligado a estilos de uso de medios, organización del trabajo y cultura de la híper conectividad.​

  • Distracción digital. Interrupciones o desvíos de la atención causados por dispositivos, aplicaciones o contenidos online que apartan de la actividad principal (p. ej., notificación del móvil durante el estudio). Es un episodio puntual, observable, que puede repetirse pero se define por el momento concreto en que la atención se desvía.​

  • Resulta en una manifestación conductual y experiencial de ese mecanismo: la persona interrumpe o fragmenta la actividad (estudio, trabajo, conversación) para atender a un estímulo digital concreto, lo que se vive como “me distraje con el móvil”. Se reconoce por el cambio observable de foco.​

  • La distracción digital se estudia más como conducta específica de uso de tecnología: cuánto, cuándo y por qué la persona deja una tarea para atender al dispositivo (por ejemplo, revisar el Smartphone en clase o durante una conversación). Se vincula a hábitos, impulsividad y estrategias de aptitud emocional. 

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Profundicemos un poco más en la interferencia cognitiva moderna, la cual, se concibe como fenómeno cognitivo y psicosocial cuyas consecuencias observables son:

  • El deterioro de la atención sostenida.

  • El filtrado de información y la memoria de trabajo cuando el sujeto vive expuesto a múltiples flujos de información y cambios de tarea. 

  • Tiene un impacto acumulativo en el rendimiento laboral, en el estudio y aprendizaje, en el bienestar personal y en las relaciones sociales.​

La interferencia cognitiva moderna funciona como mecanismo de fondo: 

  • Saturación de recursos atencionales y de memoria de trabajo, Incremento de la interferencia entre tareas y dificultad para filtrar estímulos irrelevantes. 

  • Puede darse incluso sin que el sujeto perciba una “distracción clara”, por ejemplo cuando varias demandas digitales compiten en segundo plano y bajan el rendimiento general.​

Para no ser condicionado por la interferencia cognitiva moderna se requieren cambios más amplios en el estilo de vida digital: 

  • Reducir multitarea mediática crónica.

  • Crear contextos de “mono‑tarea profunda”.

  • Regular los flujos de información.

  • Y revisar cómo las redes sociales generan híper conectividad.​

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La distracción digital es el episodio observable de desvío de la atención provocado por dispositivos, mientras que la interferencia cognitiva moderna ocupa el trasfondo estructural y acumulativo de competencia entre estímulos y tareas que el contexto cultural digital produce en los sistemas cognitivos.​

Varios estudios han mostrado cómo el uso de redes sociales en PC y ‘smartphones’ interfiere con la atención, la memoria de trabajo y el control cognitivo, ilustrando empíricamente la “interferencia cognitiva moderna”.

Un indicador grave, producto de un intensivo estudio con miles de casos, determinó que la mera presencia del smartphone sobre la mesa, incluso sin usarlo, reduce la exactitud del recuerdo en tareas de memoria, sugiriendo un aumento de carga cognitiva (Efecto de ‘banda ancha’”.) Cuando el teléfono estaba visible, el rendimiento empeoraba especialmente en las partes más exigentes de las tareas, sobre todo se inhibe la atención lo que repercute en la no participación y el concomitante uso pensamiento crítico; esto que indica interferencia cognitiva en situaciones de alta demanda.​

En experimentos donde se presentaban notificaciones de smartphone durante tareas de atención, se observó una caída significativa en el rendimiento aunque las personas no llegaran a abrir el mensaje. El simple sonido o vibración inducía pensamientos irrelevantes relacionados con el teléfono, interfiriendo con el foco en la tarea principal.​

Mediante un estudio con grupo de control, se examinó cómo se  filtra la información de Facebook y se encontró que quienes tenían peor capacidad neurológica para filtrar estímulos de esta red mostraban más síntomas de ansiedad cuando usaban Facebook con mayor frecuencia. Esto sugiere que la dificultad para inhibir estímulos sociales online incrementa tanto la interferencia cognitiva como cambios emocionales.​

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Me he referido a este tema que es fundamental para entender a la juventud (generación Z) y a muchos ‘Millenians’, quienes son el futuro de la humanidad.

Estos importantes segmentos de la población en el mundo Occidental y en países modernos de Asia, se están viendo afectados por la tendencia dominante del uso y abuso de redes sociales digitales.

Las mujeres y varones que componen la juventud están siendo absorbidos por el mundo digital, así que pierden el contacto con la ‘realidad’, filtran sus opiniones y creencias por el influjo de los llamados ‘influencers’ y los mecanismos de comunicación que usan los gobiernos con fines políticos e ideológicos.

Dixit.

1| Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, era un antisemita radical que creía que la gente aceptaría incluso las mentiras más grandes si se repetían con suficiente frecuencia, y utilizó este principio para alimentar el odio y justificar las atrocidades nazis.

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