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EXPRESSO CORTADO

A M OR

Gilberto Medina Casillas

 

El Amor y el Sexo: Análisis Interdisciplinario de las Pasiones Humanas

 

El amor y el sexo son experiencias universales que, sin embargo, adoptan formas radicalmente distintas según la cultura, la biología, la historia personal y los marcos éticos. No existe un único amor, ni una única forma legítima de sexualidad. A través de una mirada que entrelaza psicología, sociología, medicina, ética y crítica social contemporánea, podemos desentrañar la riqueza, los riesgos y las contradicciones de nuestras formas de amar y desear.

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Voy a examinar las clases de amor, desde mi muy particular punto de vista.

Desde la psicología evolutiva, el amor maternal es la primera forma de vinculación afectiva que experimenta el ser humano. Se trata de un amor incondicional, protector y asimétrico, en el que una figura cuida a otra sin esperar reciprocidad inmediata. En la teoría del apego este vínculo es fundamental para el desarrollo psicoemocional.

Desde la sociología, el amor maternal ha sido históricamente mitificado, romantizado o instrumentalizado por estructuras patriarcales que han reducido a la mujer a la función de madre.

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El amor filial define la relación emocional entre hijas, hijos y padres, mediada por normas culturales. Aunque se considera “natural”, es también un producto social: en muchas culturas se espera respeto, cuidado y obediencia, mientras que otras promueven relaciones más horizontales.

Desde la psicología, el amor filial puede ser una fuente de estabilidad emocional, pero también de culpas, resentimientos y lealtades patológicas. No todos los vínculos filiales son sanos, y reconocerlo es parte de una ética emocional madura.

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Desde una mirada espiritual, filosófica y moral, la caridad es el amor que se da sin esperar nada a cambio. Es el amor por la humanidad, por el prójimo, el que moviliza la compasión, la solidaridad y el altruismo. En el cristianismo es el mayor de los amores (“ágape”), y desde el punto de vista woke puede entenderse como empatía radical con el oprimido.

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En medicina, el cuidado paliativo, la atención a personas vulnerables, o incluso el voluntariado hospitalario, encarnan este tipo de amor. No es pasivo ni sentimental: es activo, ético y transformador.

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El eros es el amor del cuerpo, del deseo, de la atracción carnal. Freud lo consideraba una de las dos pulsiones fundamentales de la psique (junto con la pulsión de muerte). El amor erótico puede ser espiritualizado (como en Platón), corporeizado (como en la pornografía) o idealizado (como en el romanticismo).

Señora, Amor es violento,y cuando nos transfiguranos enciende el pensamientola locura.

No pidas paz a mis brazosque a los tuyos tienen presos:son de guerra mis abrazosy son de incendio mis besos;y sería vano intentoel tornar mi mente obscurasi me enciende el pensamientola locura.

Rubén Darío.

Desde la sociología, el erotismo también está regulado por normas, tabúes y mercados. La industria del entretenimiento sexual, los estereotipos de género, el consumo de cuerpos racializados o precarizados, todo forma parte de un eros contemporáneo a menudo alienado.

Desde la biología evolutiva y la medicina, el sexo tiene una función primaria: la reproducción. Sin embargo, en el ser humano este propósito se complejiza con motivaciones afectivas, sociales y culturales.

Desde la moral tradicional, el sexo con fines reproductivos es el más legítimo. Pero esta idea ha sido cuestionada por movimientos por los derechos sexuales, que defienden el placer como valor autónomo.

En las sociedades posmodernas, el sexo se ha convertido en una forma de entretenimiento y búsqueda de placer personal.

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Desde la medicina, se analiza su impacto en la dopamina, en la adicción al sexo o en la disfunción eréctil. Desde la sociología y el feminismo, se evalúan las condiciones laborales de las actrices y actores, y los mensajes que transmite sobre género y poder.

Desde la ética, el adulterio implica la traición de un contrato emocional. Aunque en algunas culturas es tabú absoluto, en otras se vuelve tolerado, incluso esperado. La psicología lo analiza desde la necesidad de novedad, el vacío afectivo o la compulsión.

En el contexto de las prácticas sexuales, lo que en el siglo XIX era perverso (coprofagia, sadismo, sodomía, ninfomanía, homosexualidad), hoy es visto como normal o incluso identitario.

Sin embargo, algunas prácticas siguen siendo problemáticas desde un enfoque ético y médico: cuando implican daño, no consentimiento o explotación (pedofilia, zoofilia, violencia extrema). La clave está en el consentimiento y el respeto de la dignidad del otro.

Amar no es sólo sentir: es decidir, cuidar, resistir. Desear no es sólo placer: es responsabilidad. En un mundo saturado de estímulos, discursos y mercados afectivos, necesitamos volver a pensar cómo amamos, cómo deseamos y cómo cuidamos.

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Desde una mirada integradora, el amor maternal cuida, el amor filial honra, el amor caritativo transforma y el amor erótico enciende. Pero todos requieren de una ética crítica, compasiva y reflexiva que distinga entre libertad y abuso, entre juego y cosificación, entre placer y vacío.

La revolución del amor y del sexo pasa, hoy más que nunca, por la conciencia, el consentimiento, la equidad y el respeto. Sólo así podremos hacer del amor no un espejismo o un mercado, sino una verdadera potencia vital.

Pero está expuesta muchos sesgos y deformaciones que personas desorientadas y otras malsanas, intentan introducir, el ‘wokismo’ es particularmente pernicioso.

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Voy a concluir esta entrega con los conceptos amor dentro de la teología cristiana.

·        Amor a Dios

Desde la teología cristiana clásica, el amor a Dios es la respuesta libre y consciente del ser humano al amor que Dios ha manifestado primero. No se trata solo de una emoción o una inclinación moral, sino de una adhesión total de la persona —mente, corazón y voluntad— a la fuente misma del Ser.

El amor a Dios es la participación humana en la caridad divina, mediante la cual el creyente ama a Dios por sí mismo, por ser el Bien absoluto.

Jesús resume este mandamiento como el primero y más grande:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22,37).

El amor a Dios implica una orientación existencial: no sólo creer en Él, sino desearle, buscarle, unirse a Él. En la mística cristiana, este amor se traduce en unión transformante —el alma se hace semejante al amado—, como enseña San Juan de la Cruz: “El alma hecha Dios por participación”.

·        Amor de Dios

El amor de Dios es, en su raíz, la iniciativa divina que origina toda relación entre el Creador y la criatura. Es un amor gratuito, creador y redentor, que no depende del mérito humano.

San Juan lo expresa con una claridad absoluta:

“Dios es amor” (1 Juan 4,8).

Esto significa que el amor no es una cualidad de Dios, sino su esencia ontológica: su ser es amar. Este amor se manifiesta en tres grandes gestos:

·        Creación: amor que da el ser.

·        Encarnación y Redención: amor que se entrega y salva.

·        Espíritu Santo: amor que une y vivifica.

Síntesis teológica

Dimensión

Característica

Fuente bíblica

Amor de Dios

Iniciativa divina, amor creador y redentor.

1 Jn 4,8; Jn 3,16

Amor a Dios

Respuesta libre del hombre, amor de adoración y unión.

Mt 22,37

 

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Tanto San Juan de la Cruz como Santa Teresa recogen el eros humano —deseo, pasión, unión— símbolo del amor divino.No es un amor que niegue el cuerpo, sino que lo espiritualiza, haciendo del deseo una fuerza ascensional hacia Dios.

San Juan de la Cruz: su Cántico espiritual y Noche oscura son parábolas del alma que, movida por el deseo de su Amado (Dios), atraviesa la purificación hasta alcanzar la unión transformante.

“Ya solo en amar es mi ejercicio.” (Cántico espiritual, estrofa 28).

Santa Teresa de Ávila: en Las Moradas, el alma pasa de un amor servil a un amor esponsal, hasta la unión espiritual donde “Dios y el alma parecen dos velas que se juntan y hacen una sola luz”.

“Muero porque no muero” —la paradoja del amor que se consume en su objeto.

En ambos, el amor es fusión ontológica, no simple emoción.Lo que en Pablo era “Cristo vive en mí”, en los místicos se vuelve “Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío”.Es la consumación mística del ágape: el alma divinizada por el amor.

El eros —deseo, ansia, búsqueda— no se elimina, sino que se purifica hasta volverse transparente al amor divino.

Para San Juan, este proceso tiene tres etapas:

·        Purificación (noche oscura) – el amor humano se vacía.

·        Iluminación (cántico espiritual) – el alma contempla al Amado.

·        Unión (llama de amor viva) – Dios y el alma arden en una misma llama.

Bueno, esta ha sido una mirada amplia sobre el amor y su colega, el sexo.

Me despido con un extracto de la letra de una canción de los Beatles traducido al español y al final el enlace para que escuchen la canción.

 

Todo lo que necesitas es amor.

 (Amor) No hay nada que no se pueda hacer

(Amor) No hay nada que no se pueda cantar

(Amor) No hay nada que no puedas decir,

Pero puedes aprender a jugar el juego

Es fácil

 (Amor) No hay nada que no se pueda crear

(Amor) No hay nadie que no se pueda salvar

(Amor) No hay nada que no puedas hacer

Pero puedes aprender a ser tú mismo con el tiempo

Es fácil

Todo lo que necesitas es amor

Todo lo que necesitas es amor

Todo lo que necesitas es amor.

 

The Beatles.

 

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