Julio Contreras Díaz
GLORIA DE NUESTRO SONIDO Hermoso mi nuevo hogar, un vistoso diseño y magnifica ubicación donde, lo accidentado del terreno es una condición que me deja bambolear. Estoy feliz de estar aquí, jamás imaginé el quehacer que ahora tengo después de que mi vida estuvo en el total abandono. Mi buena estrella sigue guiándome y aquí, para mi fortuna, me ha plantado. En esta agradable mañana de sábado, desde mi privilegiado puesto distingo el movimiento de muchos obreros y sus familias que están de fiesta y esperan el arribo de don Marco Antonio Muñoz, el mismísimo gobernador del Estado que viene a inaugurar nuestro recinto escolar, mi nueva residencia. De mi pasado, preguntas todo que cómo fue… de manera que mientras se acomodan, les platico que nunca supe donde nací, quiénes fueron mis moldeadores, mucho menos mis pulidores; así que de seguro fui fundida en un taller cualquiera junto con otras muchas hermanas, cuidando, eso sí, de que mi canto fuera intenso y afinado. Recuerdo que por mis cualidades de vocera me instalaron en el domo de una locomotora del Ferrocarril Mexicano para pasear por toda la altiplanicie de los llanos de Apan y ahí me saturaba de ánimo para anunciar la llegada a Apizaco o a Huamantla. Horas más tarde, serpentear las cumbres de Maltrata para aparecer en Orizaba. Perdí la cuenta de las veces que crucé el portentoso puente de la barranca de Metlac, el mismo que José María Velasco dejó plasmado en sus cuadros, para llegar a Córdoba. Mi destino siempre fue el puerto de Veracruz donde tantas noches pernocté en húmedos patios, para iniciar a la mañana siguiente el regreso a la capital. Paisajes variados que mucho disfrutaba. Todo indica que la ceremonia dará inicio, don Marco Antonio y su esposa, bajan del auto y son recibidos por el profesor Leonel Escudero Reyes, Director de la escuela. Vienen también el doctor José Polanco Ruiz, Presidente Municipal de Coatepec, la guapa regidora Pacona Garcia Batlle quien reparte sonrisas y el jefe de la Secretaría de Educación Primaria, profesor Adrián Zamora López. Mi afortunada vida se estropeó por la modernización, la vieja máquina fue remplazada por un impresionante aparato muy potente con sonido propio y yo fui silenciada y abandonada en las vías muertas de la estación de Jalapa. Por varios años permanecí muda, triste y sola. Y entonces, estos buenos puenteños vinieron a mi rescate pues el gerente de la compañía ferrocarrilera don Victor G. Piña, me regaló como fierro viejo. Los obreros me limpiaron y aquí me tienen, colgada en la trabe de concreto observando el meneo de esta escuela que oficialmente se bautiza
con el nombre de Aquiles Serdán. Como soy parte del programa inaugural me dispongo a repicar y anunciar a todos los presentes que aquí estoy, que aquí estaré por siempre para atestiguar el crecimiento de Las Puentes, de esta región, del estado y de este gran país llamado México del que estoy tan orgullosa. Desde el 25 de julio de 1953, la campana sigue emitiendo su voz, ese dulce sonido que es de todos los que pasamos por las aulas de esta escuela y que repica en nuestros oídos con nostalgia. Amigos: Dicen los que saben que "a consejo malo, campana de palo". Mi campana de la Aquiles Serdán, no lo es, se sigue y se seguirá escuchando. ¡Ánimo ingao...! Con el respeto de siempre, Julio Contreras Díaz
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