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FILOSOFÍA CLÁSICA - Por Miguel Mora

El alma y el cuerpo para Aristóteles


El cuerpo.-


Según Aristóteles el alma es la organización del cuerpo vivo (su primera actualización o plenitud), que es lo que lo diferencia de un mero cadáver. De este modo un cuerpo bien organizado (un cuerpo con alma) tiene la potencialidad de llevar a cabo las funciones vitales. La actualización de esta potencialidad (la actividad biológica) es la vida.


El alma no es un espíritu separable del cuerpo (como pensaba su maestro Platón), pues no puede existir sin el cuerpo, ya que es la forma o estructura de un cierto tipo de cuerpo, el cuerpo vivo. Pero tampoco es ella misma un cuerpo, sino algo de un cuerpo, su forma o estructura.


Tomás de Aquino (que era un filósofo aristotélico) retoma varios siglos más adelante este tema para adaptarlos al cristianismo, alegando que cuando el hombre muere después resucita tanto el cuerpo como el alma (no solo el alma).



Tipos de alma.


Aristóteles argumenta en su libro “De anima” (Sobre el alma) que hay tres tipos de alma: la vegetativa, la sensitiva y la racional:


El alma vegetativa es la propia de las plantas; asume funciones para el mantenimiento de la vida: sensitivas y control del movimiento local. Todos los seres vivos la poseen.


El alma sensitiva (apetitiva) es la propia de los animales. Ejerce las funciones del alma vegetativa y además controla la percepción sensible, el deseo y el movimiento local, lo que da a los animales más posibilidades de sobrevivir. De ella también derivan las facultades de la imaginación y la memoria.


El alma racional es la propia del hombre. Las almas vegetativa y sensitiva realizan las funciones "irracionales". Las funciones racionales consisten en el conocimiento de la verdad en sí misma (la capacidad del conocimiento científico), y el conocimiento de la verdad con fines prácticos (la capacidad deliberativa).


Aristóteles define al hombre como animal racional, es decir, aludiendo al alma que le es propia; aunque en Política lo define también atendiendo a las características de su naturaleza, como animal cívico.




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