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EXPRESSO CORTADO

CAPITAL SOCIAL

Gilberto Medinas Casillas

 

Comenzando el siglo XXI Robert Putnam, retomando tesis e hipótesis del sociólogo James Samuel Coleman puso en la mesa de la investigación un tema fundamental, el cual, a quienes estudiamos los procesos históricos y sociales nos generó un análisis fundamentado en el constructo social denominado ‘Capital Social’.

El libro desató una tendencia importante hasta el día de hoy que nos impele a considerar esta variable para entender la estructura y el comportamiento de la sociedad en su conjunto y de segmentos o grupos en particular.

El libro de Putnam al que hago referencia tiene un título que por sí solo enfoca el problema a tratar: ‘Bowling Alone’.

Para quienes conocen la práctica del boliche en los Estados Unidos, saben que los viernes por la noche las familias, vecinos o amigos, se reúnen a jugar boliche, buenos y malos jugadores es una cuestión secundaria, la importancia radica en la reunión, la plática, las risas. Quienes se juntan a jugar boliche lo hacen para pasar un buen rato, disfrutar la compañía, chismear y hablar sobre los temas que importan a la comunidad.

En este contexto, jugar boliche solo, resulta una aberración, una disociación del conjunto comunitario.

Esto es lo que da a entender la sencilla frase: ‘Bowling Alone’. Putnam agrega un subtítulo más explicativo: “The Collapse and Revival of American Community". (“El colapso y el resurgimiento de la comunidad estadounidense”.)

PARTE 1

El concepto de capital social es fundamental en sociología para entender cómo las relaciones sociales, la confianza y las normas compartidas facilitan la cooperación y el desarrollo colectivo dentro de una sociedad.

El capital social se refiere a los ‘recursos que surgen de las redes sociales, la confianza mutua, las normas de reciprocidad y la cooperación entre individuos y grupos dentro de una comunidad o sociedad’. No se trata solo de lo que una persona conoce, sino de a quién conoce y cómo estas relaciones facilitan acciones colectivas y el acceso a oportunidades.

Robert Putnam, en particular, lo define como un conjunto de características de la organización social que incluye normas, redes de relaciones interpersonales y confianza, que facilitan la cooperación para beneficio mutuo. James Coleman y Pierre Bourdieu también aportaron definiciones clave: Coleman enfatiza el papel del capital social en la creación de capital humano, mientras que Bourdieu lo concibe como la suma de recursos potenciales ligados a una red duradera de relaciones sociales.

Según Putnam, el capital social se forma principalmente a través de la participación en asociaciones voluntarias y espacios de interacción social horizontal, donde se desarrollan normas, valores y actitudes cívicas. Estas asociaciones permiten a las personas aprender a cooperar y a reconocer los beneficios de la acción colectiva sostenida.

El capital social se acumula cuando las personas establecen vínculos duraderos de confianza y reciprocidad, lo que facilita la cooperación para objetivos comunes y el acceso a recursos sociales y económicos.

Características del Capital Social

·        Relacional: Se basa en las conexiones entre individuos y grupos.

·        Dinámico: Puede acumularse o destruirse rápidamente según la confianza y las normas sociales.

·        Ambivalente: Puede generar beneficios, pero también exclusión o prácticas negativas como el clientelismo o la corrupción.

·        Multidimensional: Incluye dimensiones cognitivas (confianza, normas) y estructurales (redes sociales).

El capital social es clave para el desarrollo económico, político y social. Facilita la cooperación, reduce costos de transacción, fortalece la participación ciudadana, mejora la seguridad y contribuye a la equidad y el bienestar social.

En México, estudios han mostrado que el capital social está relacionado positivamente con la educación, el empleo, la distribución del ingreso, la reducción de la pobreza y la participación política, lo que lo convierte en una herramienta estratégica para políticas públicas.

Situación estimada en el 2010 pero que vino a degenerar significativamente con el gobierno del partido Morena, que ha aplicado políticas públicas inadecuadas y hasta destructivas.

La medición del capital social en diferentes países se realiza a través de múltiples dimensiones e indicadores que capturan aspectos como la participación cívica, las redes sociales, la confianza, la reciprocidad y la percepción del entorno local. Estas dimensiones se adaptan según el contexto cultural y social de cada país, pero suelen seguir marcos conceptuales comunes para permitir comparaciones internacionales.

Dimensiones comunes para medir el capital social

Un ejemplo claro es la metodología adoptada por el Office for National Statistics del Reino Unido, que desde 2011 mide el capital social en cinco dimensiones principales:

·        Participación cívica: incluye la percepción de la capacidad para influir en decisiones locales, nivel de información sobre eventos, contacto con funcionarios y disposición al voto.

·        Redes y soporte sociales: evalúa la frecuencia y calidad de relaciones interpersonales y el apoyo social recibido.

·        Participación social: mide la afiliación y participación en grupos y asociaciones.

·        Reciprocidad y confianza: analiza la confianza generalizada entre individuos y la percepción de ayuda mutua.

·        Visiones del área local: recoge percepciones sobre el entorno comunitario y su calidad.

Para llevar a Cabo los estudios para estimar las condiciones del capital social se ha echado mano a varios instrumentos y métodos, entre los cuales destacan:

·        Encuestas estructuradas: Se aplican cuestionarios que incluyen preguntas sobre la pertenencia a grupos, frecuencia de interacción social, niveles de confianza y normas de reciprocidad. Por ejemplo, la encuesta de capital social suele abordar la pertenencia a grupos, características de estos grupos y la participación en actividades comunitarias.

·        Herramientas validadas psicométricamente: En países en desarrollo como Perú y Vietnam, se ha validado la Herramienta de Evaluación de Capital Social Adaptada (SASCAT), que combina análisis factorial y entrevistas cognitivas para asegurar que las preguntas reflejen adecuadamente las dimensiones del capital social en contextos culturales diversos.

A nivel internacional desde el año 2010 al 2016 se llevó a cabo una medición comparativa entre países.

Para comparar capital social entre distintas naciones, se utilizan índices agregados que combinan múltiples indicadores sociales y económicos. Por ejemplo, estudios en países de la OCDE han estimado el capital social per cápita usando datos sobre participación cívica, confianza y redes sociales, mostrando diferencias significativas entre países desarrollados y en desarrollo. Estos índices permiten observar tendencias históricas y diferencias culturales en la formación y mantenimiento del capital social.

La heterogeneidad cultural dificulta que un mismo instrumento funcione igual en todos los países, por lo que se requiere adaptar y validar localmente las herramientas.

La multidimensionalidad del capital social implica que no hay un único indicador, sino un conjunto que debe ser interpretado en conjunto.

La dinámica temporal del capital social implica que las mediciones deben repetirse para captar cambios y tendencias.

Las condiciones históricas que influyen en el desarrollo del capital social son fundamentales para entender por qué ciertas sociedades logran niveles altos de confianza, cooperación y participación cívica, mientras que otras enfrentan dificultades para consolidar estos vínculos sociales.

Este análisis sociológico del capital social revela su complejidad y relevancia para entender el desarrollo social y económico. Su medición y fortalecimiento son claves para diseñar políticas públicas que promuevan sociedades más cohesionadas, equitativas y participativas.

PARTE 2

Putnam ha mostrado cómo en Italia el norte, con una historia de capital social denso y cívico desde el siglo XI, es próspero y cooperativo, mientras que el sur, con menor tradición de capital social, presenta pobreza y menor cohesión. Esta persistencia histórica dificulta cambios rápidos, pues las normas y valores se reproducen en la familia y comunidad, resistiendo influencias externas.

Las formas tradicionales de organización social, como redes de parentesco y cofradías, han sido bases históricas para la acumulación de capital social en sociedades campesinas y rurales, donde la reciprocidad y solidaridad son esenciales para la supervivencia y la cooperación. Sin embargo, estas formas pueden tanto facilitar como limitar el desarrollo del capital social en contextos modernos, dependiendo de su capacidad para adaptarse a nuevas formas de organización social.

Las transiciones políticas, crisis económicas y reformas institucionales también condicionan el capital social. Por ejemplo, en países que han experimentado rupturas políticas o desconfianza en las instituciones, como en ciertos contextos de América Latina o Rusia, el capital social puede verse erosionado, afectando la cooperación y el desarrollo. Por el contrario, procesos de democratización y estabilidad política suelen favorecer la formación de capital social al fomentar la participación ciudadana y la confianza.

En síntesis, el desarrollo del capital social depende de condiciones históricas profundas que incluyen la tradición cultural, la estructura social, los procesos de modernización y las experiencias políticas y económicas de cada sociedad. Estas condiciones configuran la capacidad de las comunidades para generar confianza, normas de reciprocidad y redes sociales que sostienen la cooperación y el desarrollo colectivo.

Las principales fuentes del capital social, desde la perspectiva sociológica, son:

·        El afecto: los vínculos emocionales entre individuos que generan confianza y disposición para la cooperación.

·        La confianza mutua: la creencia compartida en la fiabilidad y honestidad de los demás miembros de una red social.

·        Las normas efectivas: reglas y expectativas compartidas que regulan el comportamiento y facilitan la reciprocidad.

·        Las redes sociales: las conexiones duraderas y estructuradas entre personas o grupos que permiten el acceso a recursos y apoyo mutuo.

Estas fuentes se manifiestan en las interacciones cotidianas dentro de comunidades, asociaciones, grupos vecinales y organizaciones, que construyen la sociabilidad necesaria para el capital social.

Además, las tradiciones culturales y las instituciones locales, como prácticas comunitarias de ayuda mutua (por ejemplo, el tequio en comunidades rurales), constituyen una infraestructura social que sostiene y reproduce el capital social, facilitando la cooperación y el acceso a recursos colectivos.

El capital social emerge de la combinación de afecto, confianza, normas compartidas y redes sociales duraderas, apoyadas en tradiciones e instituciones sociales que promueven la solidaridad y la cooperación.

En Estados Unidos, el capital social se caracteriza por una mayor participación cívica y una tradición más consolidada de asociaciones voluntarias y redes comunitarias que fomentan la cooperación y la confianza entre ciudadanos. Esta estructura facilita la colaboración en proyectos colectivos y la confianza en las instituciones, aunque la diversidad cultural y las desigualdades pueden fragmentar algunas redes sociales.

En contraste, México muestra un capital social en desarrollo, con importantes fortalezas en redes comunitarias y familiares, pero con niveles de confianza generalizada y participación cívica más bajos en comparación con EE. UU. Las desigualdades económicas y la desconfianza en las instituciones públicas limitan la expansión y consolidación del capital social en el país.

Ambos países comparten la importancia de las redes sociales y la cooperación, pero Estados Unidos cuenta con un capital social más robusto y estructurado, mientras que en México este recurso social enfrenta retos vinculados a condiciones históricas, económicas y políticas que afectan la confianza y la participación ciudadana.

Parte 3

Elegí un grupo de países que representan sus regiones mundiales para examinar su capital social más profundamente.

El capital social en los países México, Reino Unido, Brasil, Francia, Argentina, Rusia, Croacia y Alemania presenta características particulares que reflejan sus contextos históricos, culturales y políticos, así como los niveles de confianza interpersonal e institucional, la participación cívica y las redes sociales.

México

En 2025, la valoración del capital social en México se encuentra influenciada por la no adopción y alineación con estándares internacionales que promueven la transparencia, sostenibilidad y buenas prácticas de gobierno, lo cual impacta directamente en la percepción y medición del valor de las empresas y sus activos intangibles.

Dadas las políticas públicas equivocadas o francamente destructivas, la división ideológica de los mexicanos por parte de un gobierno autocrático, la descomposición social generada por el crimen organizado que se ha convertido en el 4° empleador del país, con una ‘nómina’ superior a los 175,000 empleados, en la producción, alijo y tráfico de drogas, secuestro, asesinatos y cobro de piso a comerciantes y productores.

La consideración del bienestar a través de dádivas ha roto la búsqueda de oportunidades y el aprovechamiento colectivo de los recursos naturales y actividades productivas.

Reino Unido

En el Reino Unido, el capital social se caracteriza por una tradición consolidada de participación cívica y redes comunitarias activas. Existe un alto nivel de confianza interpersonal y en las instituciones públicas, lo que facilita la cooperación social y la gobernanza local. El gobierno británico mide regularmente el capital social a través de dimensiones como la participación en asociaciones, la confianza, la reciprocidad y el sentido de pertenencia comunitaria, lo que refleja un capital social estable y estructurado que contribuye a la cohesión social y el desarrollo democrático.

Brasil

Brasil presenta niveles bajos de capital social, según diversos estudios que subrayan la fragilidad de la confianza tanto interpersonal como en las instituciones políticas. La cultura política brasileña enfrenta desafíos para construir un sistema basado en la confianza recíproca y la participación ciudadana activa. La baja confianza limita la cooperación y la formación de una ciudadanía crítica y participativa. Sin embargo, existen experiencias locales, como los consejos de salud comunitarios, que fomentan valores de solidaridad, reciprocidad y cooperación, generando un círculo virtuoso en ciertas áreas, aunque el capital social general sigue siendo débil y comprometido por problemas institucionales y desigualdades sociales.

Francia

Francia cuenta con un capital social relativamente estable, sustentado en una fuerte tradición de asociaciones y participación cívica, así como en un sólido Estado social. La confianza en las instituciones públicas es moderada a alta, y las normas de reciprocidad y cooperación están bien establecidas en la sociedad. Sin embargo, enfrenta desafíos en la integración social y en la cohesión en ciertos sectores urbanos y sociales, lo que puede afectar la uniformidad del capital social en el país.

Argentina

Aunque no se detallan datos específicos en los resultados, Argentina, como muchas sociedades latinoamericanas, presenta un capital social caracterizado por fuertes redes familiares y comunitarias, pero con niveles variables de confianza institucional. La historia política y económica del país, marcada por crisis y transiciones, influye en la confianza interpersonal y en la participación cívica, generando un capital social que puede ser robusto en el ámbito local pero frágil en lo institucional.

Rusia

Rusia muestra un capital social debilitado, resultado de la herencia soviética y las dificultades de la transición política y económica. La confianza en las instituciones es baja y la cooperación social limitada, lo que dificulta la formación de redes sociales estables y la participación ciudadana activa. La desconfianza generalizada afecta la cohesión social y la capacidad para la acción colectiva.

Croacia

Aunque no se dispone de información específica en los resultados, Croacia, como país de Europa del Este con una historia reciente de conflictos y transición postcomunista, probablemente enfrenta retos similares a Rusia en cuanto a la reconstrucción del capital social, con niveles variables de confianza y participación cívica, y una necesidad de fortalecer las redes sociales y la cooperación institucional.

Alemania

Alemania posee un capital social sólido, con alta participación en asociaciones y redes comunitarias, y una confianza relativamente alta en las instituciones públicas. La cultura cívica alemana promueve la cooperación y la reciprocidad, sustentada en tradiciones democráticas estables y un Estado social fuerte. Sin embargo, también enfrenta desafíos relacionados con la integración social y la cohesión en contextos multiculturales.

Concluimos que el capital social en estos países refleja sus historias y estructuras sociales: mientras Reino Unido y Alemania muestran capital social robusto y estructurado, Brasil y Rusia enfrentan déficits significativos en confianza y participación. Francia y Argentina presentan niveles intermedios con desafíos específicos, Croacia se encuentra en proceso de consolidación post transicional. Y México se sume en una crisis de descomposición social originada por cambios políticos decadentes y regresivos.

Estos perfiles influyen directamente en la capacidad de cooperación, cohesión social y desarrollo democrático de cada sociedad.

Un aspecto central es la fuerte determinación histórica o “path dependence”, que implica que la acumulación o ausencia de capital social en un grupo o región depende de tradiciones, usos y costumbres y sistema de producción y acceso a los bienes y servicios.

Concluyo este tema recalcando que el capital social es una palanca del desarrollo humano y la sociedad para mejorar integralmente, debe buscar formas de construir y utilizar su Capital Social.

ANEXO:

En México lo más cercano a la instrumentación del Capital Social ha sido el PROSASOL de Carlos Salinas de Gortari.

Los cuatro principios fundamentales de Solidaridad dan cuenta de la filosofía del programa. Éstos son:

1) Respeto a la voluntad, iniciativas y formas de organización de los individuos y comunidades;

2) Plena y efectiva participación y organización de las comunidades;

3) corresponsabilidad de los participantes;

4) transparencia, honestidad y eficiencia en el uso de los recursos.

El primero de los cuatro principios representó la intención de dar respuesta directa y específica a las necesidades de la población tal y como las comunidades las planteaban. Ello implicaba, por un lado, que las comunidades expresaran sus necesidades y contaran con formas efectivas de hacer llegar sus demandas hasta los tomadores de decisiones y, por el otro lado, que la toma de decisiones recogiera las prioridades y formas de solución de las necesidades que expresaban las propias comunidades, sin que mediaran criterios diferentes, se impusieran soluciones unilaterales o se decidiera al margen del sentir de los beneficiarios. Si bien a nivel federal y estatal se decide la distribución del gasto a ejercer anualmente, se partía del hecho de que los presupuestos se determinaban a partir del conjunto de gestiones hechas por las comunidades organizadas en los Comités de Solidaridad. En cuanto a la participación organizada de las comunidades beneficiadas para los trabajos de gestión, administración, financiamiento y ejecución directa de las obras, se buscaba introducir una forma de gestión socializada, así como ser un factor de apropiación por parte de esta población de los productos materiales del programa; esto, en ambos casos, puede interpretarse como una delegación de responsabilidades a futuro.

El esquema de trabajo de Solidaridad demandaba la participación directa de los beneficiados en la ejecución de las obras o proyectos, organizada esta última a partir de la conformación y operación de los Comités de Solidaridad, instancias representativas de las comunidades beneficiadas. El principio referido a la corresponsabilidad se refería a la participación, necesariamente coordinada, de instituciones de los tres niveles de gobierno, así como de los beneficiarios organizados en la promoción, financiamiento y realización de los proyectos. Cada proyecto implicaba la celebración de un convenio en donde se especificaban las aportaciones, compromisos y responsabilidades de cada una de las partes intervinientes

 La transparencia, honestidad y eficiencia en el uso de los recursos, el cuarto principio fundamental, se basaba, por un lado, en las acciones eran puestas en marcha directamente por los beneficiarios, lo cual evitaba desviaciones, por el otro, en el establecimiento mecanismos de control, supervisión y evaluación de la inversión, comenzaban con la aprobación de la asignación presupuestal en la Cámara de Diputados. La característica más relevante del programa era la participación de los beneficiarios con mano de obra, con el financiamiento parcial obras y/o con la aportación de materiales. Ahora bien, para que tipo de participación funcionara efectivamente se requería la organización de la comunidad beneficiada. Dicha organización comenzaba a operar desde el momento en que los miembros de la comunidad reunían para solicitar su inclusión en el programa. Una vez aprobadas las gestiones para la obra solicitada, la organización debía mantenerse para que los beneficiados se involucraran directamente en realización de esta.

.  .   .

Para concluir esta entrega, debo comentarte, estimado lector, que seguimos debatiendo sobre la naturaleza e implicaciones del Capital Social.


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