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De la emoción a la desilusión Calle Melchor Ocampo


(Carta de un lector identificado que solicitó reserva.

Se omite el primer párrafo que dice: Señor Director,

con respeto envío esta misiva… etc., etc…)


Indudablemente que el arreglo de la calle Melchor Ocampo, representaba un fuerte pendiente para la administración municipal en turno, tratándose de una calle que, además de formar parte del Centro Histórico de Coatepec, tiene un alto desarrollo comercial y gran flujo vehicular.



El anuncio de que la calle se reconstruiría con una calzada en piedra, nuevas banquetas, cableado subterráneo, rehabilitación del drenaje sanitario y la red de agua potable; hizo soportable, para todos los vecinos, los inconvenientes que la obra trajo consigo. La eliminación total de las banquetas y del arroyo vehicular existentes, a un mismo tiempo, y las excavaciones consecuentes, aislaron prácticamente al vecindario, que vio trastocadas las actividades cotidianas y la consecuente afectación a los comercios establecidos.


Es preocupante que, quienes pudimos caminar por la calle después de “compactada” la base, previa a la colocación de la calzada, nos percatamos de la falta de firmeza de esos cimientos. El tiempo revelará si se hizo correctamente.



Después de varios meses, la obra “se concluyó y fue inaugurada”, justo a tiempo para ser incluida en los logros de la administración municipal.


¿Qué hay después de la inauguración? Una calle empedrada, cuyo acabado de pacotilla, nada tiene que ver con las calzadas hechas por otras administraciones.


Las banquetas con pésimos acabados, que no garantizan que los ciudadanos puedan caminar con seguridad por ellas. Si alguien tiene que circular en silla de ruedas, resulta casi imposible que lo pueda hacer con seguridad, por todos los desniveles y empinadas rampas que quedan, hablando de un constructor sin experiencia o sin compromiso con Coatepec, y la evidente falta de supervisión de la Dirección Municipal de Obras Públicas.


Las nuevas conexiones de luz por las banquetas, con tubos visibles, deterioran la imagen visual de las fachadas en cada casa; así como la pedacería de piedra utilizada en rampas y tapas de registros para, seguramente, ahorrar un poquito (será por la austeridad franciscana del gobierno).


Tristemente, la baja calidad de los trabajos realizados en Melchor Ocampo, Miguel Rebolledo y Terán, serán la marca permanente del actual gobierno.

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