top of page

Asociación Coatepecana de Ingenieros Civiles, ACIC, A.C.


Tomando en cuenta los últimos acontecimientos relativos a los sismos que se han presentado en el mes de septiembre, me permito recordar la publicación editada hace un año relativa a la sismicidad.


Un sismo es un fenómeno de sacudida brusca de la corteza terrestre, causado por la liberación de energía acumulada en la corteza a consecuencia de las actividades volcánicas y tectónicas. El punto de origen de un terremoto se denomina hipocentro, el cual se localiza en el interior de la tierra; y el epicentro es el punto en la superficie terrestre sobre el hipocentro.


El movimiento sísmico se propaga en ondas elásticas a partir del hipocentro y son de tres tipos principales, ondas longitudinales, transversales y superficiales. La escala en que se miden los sismos se denomina Richter, la cual es una escala que crece en forma potencial o semilogarítmica, de manera que cada punto de aumento puede significar un aumento de energía diez o más veces mayor. Así, una magnitud de 5.0 puede ocasionar daños ligeros en construcciones, en cambio una magnitud de 8.0 provocaría la destrucción de estas.


ree

La tectónica de placas es el conjunto de muchas aportaciones geológicas y geofísicas, y da una explicación aceptada de los desplazamientos, de los terremotos y los volcanes. En el contacto entre placas surgen la mayoría de los fenómenos sísmicos y volcánicos. Las placas se desplazan unas respecto a otras a una velocidad de 2.5 cm/año. Hay placas continentales y oceánicas.


Los sismos ocurren con mayor frecuencia donde se concentran las fuerzas generadas por los límites de las placas tectónicas y están íntimamente ligados con las fallas geológicas.


En México se tiene la placa de Cocos, cuyo límite coincide con el litoral del océano Pacífico, haciendo de la zona, una de las de mayor actividad sísmica. Esto obedece a que las placas de Cocos y de Rivera se están metiendo bajo la placa continental de Norteamérica. En esta zona se acumulan grandes cantidades de energía que al liberarse provoca grandes sismos.


Desde la época prehispánica en México se han registrado la ocurrencia de sismos. Los mexicas tenían un glifo (signo gráfico equivalente a la escritura) que representaba a los temblores. En lengua náhuatl, la relación histórica más antigua que se tiene de la descripción de un terremoto data del año 1455.


Ahora bien, usted podría preguntarse, cómo es que la Ciudad de México ha sufrido grandes daños a causa de los terremotos, si se encuentra alejada del litoral del Pacífico. Para establecer el efecto de amplificación del sismo, es necesario conocer las velocidades de propagación de ondas de los estratos de suelo. En los registros obtenidos en sismogramas a partir del terremoto de 1985, se ha podido concluir que el efecto de amplificación del sismo se debió al estrato de arcillas sobre el que se encuentra asentada la Ciudad de México.


La ocurrencia de un sismo en una misma fecha, se asume que es mera coincidencia, asimismo, a la fecha, no es posible predecir un sismo, sin embargo, se han creado sistemas de alerta sísmica, las cuales se basan en detectar, en los primeros segundos, la primera onda generada por el terremoto y que viaja a mayor velocidad, por lo que se puede dar una alerta antes de la llegada de las ondas más destructoras a un lugar más lejano. El tiempo de que se dispone para dar la alerta puede variar entre decenas de segundos a algunos minutos.


Agradezco el espacio que me brinda este semanario ESPRESSO y al “Centro Universitario Anaxágoras”. Quedo a sus órdenes y pongo a su disposición: correo: franzservin@gmail.com; Facebook: @Franz Lester Servín para cualquier comentario o sugerencia.


M.I. Franz Lester Servín López

Presidente de la Asociación Coatepecana de Ingenieros Civiles, ACIC, A.C.

Comentarios


    bottom of page