El monumento a la Independencia, mejor conocido como Ángel de la Independencia fue erigido en 1910 para celebrar los cien años de la lucha insurgente, como reza en su placa de mármol: “La Nación a los Héroes de la Independencia”.
La idea fue impulsada por el gobierno de Porfirio Díaz, quien encargó el proyecto al arquitecto Antonio Rivas Mercado, en tanto que el artista italiano, Enrico Alciati, fue elegido para realizar los imponentes elementos escultóricos que la adornan.
Para simbolizar el espíritu de la Independencia se escogió la figura de una victoria alada, la diosa griega de la victoria Nike, que muchos confunden con un ángel.
La Victoria Alada sostiene una corona de laurel y una cadena rota de tres eslabones, que significa la libertad y se complementa por diferentes estatuas e inscripciones alegóricas a la independencia de México. La construcción se inició el 2 de enero de 1902. El monumento fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910.
Más adelante, el monumento también habría de servir como mausoleo, ya que, en 1925 y por instrucciones del presidente Plutarco Elías Calles, las urnas de los “beneméritos de la patria” –que hasta entonces se habían resguardado en la Catedral Metropolitana– fueron trasladadas a la Columna.
Hoy en día, después de más de un siglo, el Ángel de la Independencia sigue siendo uno de los símbolos más entrañables de la ciudad de México.
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