El 30 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Acuicultura, destacando su papel esencial en la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental, la generación de empleo y el desarrollo económico en todo el mundo.
La acuicultura, conocida también como cultivo de organismos acuáticos, incluye la cría controlada de peces, crustáceos, moluscos, algas y otras especies acuáticas en aguas dulces, salobres o marinas bajo condiciones controladas o semi-naturales.
Constituye la industria de producción de alimentos de más rápido crecimiento a nivel global y ya supera la producción de la pesca de captura en muchos países. Esta actividad tiene múltiples beneficios: Seguridad alimentaria; sostenibilidad ambiental, desarrollo económico y empleo; innovación y biotecnología.
La conmemoración busca reconocer los logros del sector acuícola, hacer conciencia sobre los desafíos que enfrenta, como la sobrepesca, degradación de hábitats, contaminación y cambio climático, y motivar a gobiernos, organizaciones y comunidades a adoptar prácticas sostenibles y responsables.
La FAO estima que para 2030 más del 65% de los alimentos acuáticos provendrán de la acuicultura, y que esta actividad tendrá un rol central para enfrentar la demanda creciente de alimentos ante una población mundial en expansión.
La acuicultura permite producir más alimento con menor consumo de agua y energía, y con tasas de conversión alimenticia superiores a las de los animales terrestres, consolidándose como la ganadería del futuro.
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