El 17 de agosto fue elegido para esta conmemoración en recuerdo del primer siniestro de tráfico que dejó una víctima peatonal: Bridget Driscoll, una joven londinense que falleció atropellada en 1897.
Este hecho marcó un antes y un después en la percepción de la seguridad vial y, décadas después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instituyó esta fecha como un llamado global a proteger a los peatones y crear entornos urbanos más seguros y accesibles para ellos. En la Pirámide de Movilidad, que prioriza los modos de transporte más sostenibles y seguros, los peatones se encuentran en la cúspide junto con los ciclistas, destacando su vulnerabilidad.
El Día Mundial del Peatón invita a gobiernos, conductores y peatones a adoptar medidas para reducir la siniestralidad vial, mejorar la infraestructura urbana y facilitar un tránsito más seguro y humano en las ciudades.
En lugares con alta congestión y accidentes, como muchas ciudades mexicanas, esta jornada es clave para promover la convivencia armónica y la vida digna para quienes caminan diariamente. Recordar que todos somos peatones en algún momento y que proteger esa forma de movilidad es vital para la seguridad, la salud pública y la justicia social.
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